Palacio de Rubianes

Si os digo fin de semana en el Palacio de Rubianes, Piloña, Asturias, me diréis que estoy hablando de una entrada de Sin Rumbo Fijo, y en parte es así. Ahora bien si os digo que con nosotros iba un personajillo de casi 2 años, algunos estaréis pensando en Petete Mola y otros que estamos mal de la cabeza. Pues os puedo asegurar que se puede combinar enano, hotelazo, pareja y descanso, solo se necesitan ganas, actividades y a fin de cuentas ser como un niño.

Para hablar de este lugar voy a utilizar una frase “Sentirte en casa”. Después de una llegada tardía y curvas dirección Borines, Cereceda,  de pronto, de la nada, aparece rodeado de montañas e invadido de un silencio tranquilizador, sus tonos cálidos, la piedra vista y un gran equipo hacen que todo vaya a las mil maravillas; y ni que decir del salón que sirvió de juegos para el enano y de confesiones para nosotros al calor de la chimenea, muy apta, por cierto, en un fin de semana de lo más lluvioso!!.

El paisaje que tienes a tu alrededor es tan impresionante que invita a caminar y descubrir, Vallobal, Miyares, Borines…, largas rutas para caminantes y todo tipo de animales para familias que como nosotros vayan en compañía de seres diminutos.  Si el tiempo no acompaña no hay nada que no pueda solucionar un buen abrigo, katiuskas y en caso extremo el coche!!! si no que nos lo digan a nosotros, ahí va la prueba.

Sobre manjares que llenan nuestras barrigas los platos de caza y de cuchara son propios del lugar y  el restaurante del hotel un acierto, no solo su carta tiene grandes opciones, su ambiente os aseguro, da pie a sobremesas interminables.

La tarde con peque sin duda al aire libre, pero con lluvia y noche temprana os recomiendo disfraz (en este caso fue de ángel por la Navidad) escondite, carreras, música y achuchones. Él se cansa, tú te tronchas y la cama pide pronto su paso.

Mirarlo por el Salón con las katiuskas puestas, no las deja ni a tiros!.

Y sin darnos cuenta llegamos al final comiendo en Casa Colo, Ceceda,  uno de los mejores!, casero y una terraza mirando al Sueve que te cautiva!.

Así que esto es todo chicos, espero haber contribuido a dar un empujón a aquellos que dudan en perderse con peques y a unirme  a los que lo han probado porque es genial. Pero no quiero terminar sin dar las  gracias a Fernandín, por lo  bueno que fuiste y a Fer por conseguir que nuestros viajes siempre sean únicos. Volveremos, eso seguro!!.BE